lunes, 25 de febrero de 2013

Islam: Conociendo y sacando prejuicios - parte 1


Nota publicada en el diario español de derecha El País, el 28 de diciembre del 2008. Mantiene plena vigencia:

Ni intolerante ni peligrosa, la musulmana es una religión que hay que conocer 
y con la que se debe dialogar
  
Juan José Tamayo, teólogo y escritor, propone en 'Islam. Cultura, religión y política' una revisión de los prejuicios occidentales.

En el imaginario social y religioso de Occidente ha calado la idea de Samuel Huntington de que el islam es "la civilización menos tolerante de las religiones monoteístas". Estamos ante un estereotipo que constituye uno de los obstáculos más serios para el diálogo interreligioso, junto con el desconocimiento que unas religiones tienen de las otras, incluso entre sectores cultos. Las descalificaciones son tanto más gruesas y viscerales cuanto mayor es el desconocimiento mutuo. Los prejuicios sustituyen a las descripciones objetivas. Las opiniones, muchas veces infundadas, se elevan a la categoría de axiomas. Las certezas se refuerzan cuanto más crasa es la ignorancia.
A la hora de juzgar y valorar a las otras religiones no se suele partir de análisis y estudios rigorosos, sino de estereotipos o versiones interesadas que terminan por deformar el sentido profundo de la religión o por ofrecer una caricatura de la misma. Vamos a ver algunos de esos estereotipos en relación con el islam, que dificultan un acceso sereno al mismo e impiden una relación desprejuiciada con los creyentes de esa religión.
  
1. ¿Religión fundamentalista?

Se acusa al islam de ser una religión en su conjunto fundamentalista e integrista, cuando el fundamentalismo es una desviación o, peor todavía, una perversión, y no pertenece a su esencia, aun cuando contenga algunos rasgos fundamentalistas como sucede en la mayoría de las religiones. Se acusa al Profeta de mujeriego, obseso sexual, iluminado, violento, despiadado, guerrillero, e incluso terrorista y de otros vicios incalificables. Es el caso de las caricaturas, de muy mal gusto y peor calidad, publicadas por el diario danés Jyllands-Postern, en septiembre de 2005, y reproducidas, con ánimo de atizar la polémica, por la revista cristiana noruega Magazinet y por varios medios de comunicación europeos unos meses después, que vienen a confirmar los estereotipos peyorativos de Occidente sobre el islam y que constituyen, en mi opinión, un uso irresponsable de la libertad de expresión, al tiempo que una provocación para el mundo islámico. Provocación que puede hacer descarrilar las iniciativas políticas de paz llevadas a cabo por algunos organismos internacionales y por gobiernos democráticos de Occidente y del mundo musulmán, como España y Turquía, que han copatrocinado la Alianza de Civilizaciones, y cuyos presidentes de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Tayyip Erdogan respectivamente, hicieron llamadas a "oír la voz de la razón", al respeto y a la calma. El problema no es la legalidad o no de la publicación de las caricaturas, sino su moralidad. Coincido con los dos dirigentes políticos citados en que la publicación "puede ser perfectamente legal, pero puede ser rechazada desde el punto de vista de la moral y de la política", porque "no hay derecho sin responsabilidad y sin respeto a las diferentes sensibilidades". Se trata, además, de una irresponsabilidad que pudiera haber arruinado los buenos resultados que hasta entonces estaban dando las múltiples plataformas de diálogo interreligioso e intercultural. Amparándose en la libertad de expresión, que es un derecho irrenunciable, se ha demonizado al fundador del islam, una religión con más de 1.200 millones de seguidores y seguidoras. Demonización que refuerza la creciente islamofobia instalada en la población occidental.(...)

2. ¿El yihad, sexto pilar del islam?

Se presenta el yihad como guerra santa contra los infieles, cuando esa concepción responde sólo a posiciones integristas radicales y cuando el verdadero significado de yihad es esfuerzo por la propia perfección en el camino hacia Dios y lucha contra el egoísmo. Se presenta la guerra santa como uno de los pilares del islam junto con la unicidad de Dios, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinación a Meca, cuando, en realidad, la idea de guerra santa surge en el cristianismo durante la Edad Media con las cruzadas contra islam. La única forma de guerra que justifica el Corán es la defensiva. Se habla con ligereza y sin matices de terrorismo islámico, vinculando, unas veces inconscientemente y otras a conciencia, terrorismo con islam, cuando es terrorismo de Al Qaeda y de otros grupos extremistas. El terrorismo de estas organizaciones no puede ser identificado con el islam, aun cuando apele a Dios para su justificación, como tampoco se identifica el terrorismo de Estado de Bush con el cristianismo, aun cuando él se declare cristiano y diga que actúa en nombre de Dios.

La Junta Islámica de España emitió en marzo de 2005 una fatwa contra Osama Bin Laden, Al Qaeda y cuantos pretenden fundamentar el terrorismo en el Corán o la Sunna. Según la fatwa, el islam rechaza el terrorismo en todas sus manifestaciones, sea que cause la muerte sea que atente contra personas inocentes o sus propiedades. Los atentados terroristas reivindicados por autodenominados "musulmanes", sigue diciendo la Junta Islámica de España, perjudican gravemente al islam, a quien miméticamente se asocia con la violencia. Asimismo, generan en la ciudadanía una imparable espiral de islamofobia. Quienes cometen dichos actos violentos están transgrediendo las enseñanzas del Corán y se tornan apóstatas de su religión. Es el caso de Bin Laden y su organización Al Qaeda, responsables de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La fatwa considera deber de todo musulmán luchar activamente contra el terrorismo. Pide al Gobierno español y a los medios de comunicación que no utilicen la palabra islam o islamista cuando se refieran a los malhechores responsables de los atentados terroristas, ya que no es conforme a derecho.