lunes, 25 de febrero de 2013

Islam: La Vestimenta I


Vestirse en el islam  - parte I

Por Ricardo H. S. Elía

Alguien preguntó a Ya’far as-Sadiq, de qué manera un hombre podía mostrar la Bendición divina, y respondió:«Llevando sus vestimentas limpias y perfumándose, blanqueando su casa, y quitando la suciedad de la misma. Pues, Dios ama el brillo de la luz antes de la salida del sol y así, El aleja la pobreza y aumenta los medios de subsistencia de la persona que se comporta de esta forma».  

Dice el famoso sabio iraní, el Allamah al-Maylisí (1628-1699), compilador de la colección de hadices llamada Biharal-Anuar (“Océanos de las luces”) y Al-Haqq Yaqin (“La verdad confirmada”): «...aún cuando el Islam ha aconsejado a sus adeptos abandonar el lujo y los ornamentos, orientándoles más bien hacia las virtudes, la espiritualidad y las bendiciones de la vida futura, les ha disuadido asimismo de llevar una vida monástica y abstenerse de las bendiciones de este mundo. El Sagrado Corán se opone explícitamente al pensamiento monástico y señala a este respecto: “¿Quién ha prohibido los adornos que Dios ha producido para Sus siervos y las cosas buenas de que os ha proveído?” (Sura 7, Aleya 32)”».

En cuanto a la moda y la utilidad de la vestimenta islámica, dejemos que opinen dos especialistas no musulmanes: «Entre el ascetismo y el hedonismo, el valor que ha primado en las concepciones islámicas, para todo lo relacionado con lo corporal -alimentación, adorno, vestido, sexualidad, goce- ha sido un equilibrio. No se trata de un híbrido ‘término medio’ sino de una sutil combinación que la imagen del baño propuesta por el sociólogo tunecino Abdelwahab Bouhdiba viene a aclarar: “No es el calor lo ardientemente deseado por la cultura arabo-musulmana. 
Es el equilibrio. Ni el exceso de frío ni el exceso de calor son deseables, sino más bien un cierto frescor fundido en un cierto calor. A eso llama el Corán, salam, esto es salud”... El decoro en la apariencia física, además es una obligación del musulmán, quien ha de cuidar su cuerpo y ropas, evitando por igual la ostentación de la riqueza y la de cualquier lacra, procurando mantener en todo momento la pulcritud de su aspecto, incluso en condiciones de pobreza» (Martínez Montávez y Ruíz Bravo-Villasante: Europa Islámica. O. cit., p. 154).

Sigue en parte II

Fuente: Fundación Cultural Oriente http://www.islamoriente.com/