En el Día
Internacional de la Mujer quiero honrar la contribución de las Mujeres
Musulmanas en la historia como Eruditas, Juristas, Pensadoras, Líderes,
Guerreras, Místicas y Educadoras al progreso de las mujeres y al desarrollo de
la humanidad y recordar los desafíos que nos quedan para establecer la Justicia
Social, deber de todo Musulmán. Antes de Benazir Bhutto, de Nasrin Soutudeh, de
Sirin Ebadi, de Tawakul Karman, de tantas otras, hubo mujeres que plantaron
semillas de liberación y equidad. Las hubo y las habrá. El legado de nuestras
hermanas, que abrieron el camino por el que transitamos hoy, es la plataforma
desde la cual reclamamos con todo derecho un lugar Visible, Respetable,
Pacífico y Equitativo en todos los espacios de la expresión humana.
Es imposible incluir a
todas las mujeres musulmanas cuya vida e influencia nos inspira a dar los mejor
de nosotras, a buscar el conocimiento incansablemente y a levantar nuestra voz
ante los abusos. Sin embargo, creo que esta lista puede servir para motivar a
cada mujer a elaborar la propia, a rescatar los testimonios e historias de
luchas y avances de las mujeres musulmanas de su comunidad así como de las
mujeres de su familia, sus madres, tías, hermanas y primas; sus vecinas,
colegas y compañeras de estudios.
Una de mis mujeres
favoritas del Islam es Jadiya Bint Juwaylid , la primera esposa del Profeta
Muhammad. Fue la primera musulmana, la primera persona en adoptar el mensaje
del islam en su vida y en confiar totalmente en su esposo, cuando el Profeta le
contó sobre la revelación. Lo que hace aún más especial a Jadiya es que era una
empresaria independiente de Medina, una viuda rica a cargo de un negocio de
caravanas, lo cual en nuestros días sería el equivalente a tener una empresa de
importaciones. Jadiya se enamoró de las cualidades del Profeta Muhammad, quien
en ese tiempo era un sencillo empleado de su comercio. Fue ella quien le pidió
matrimonio a Muhammad, quien era además 15 años menor que ella. Toda una hazaña
para muchas mujeres, incluso hoy en día.
Las mujeres musulmanas
destacaron siempre como eruditas, profesoras y estudiosas del Corán. Aisha Bint
Abu Bakr destacó por su gran sabiduría. Fue consejera, maestra, líder política
y jefa militar. Es considerada la “Madre de los Creyentes” por los musulmanes
sunnis. Fatima bint Qays era experta en Derecho de Familia y Asuntos
Hereditarios. Umm Sulaym fue estudiosa de la tradición y era consultada por
hombres eruditos. Asma bint Abu Bakr interpretaba los sueños, ya que ella
enseñaba acerca de éste y otros asuntos. Umm Waraqa recitaba el Corán y se
piensa que ayudó a reunir todos los textos que lo componen. Nafisa bint al
Hassan fue una autoridad en la ciencia de la tradición; el Imam Shafi, un
erudito de su tiempo, le consultaba a ella. Shuhda bint Abi Nasr fue llamada
“la Gloria de las Mujeres”; era escritora y oradora en temas civiles en las
Mezquitas de Bagdad. Maryani bint Ahmad y Fatima bint Khalil fueron maestras de
religión y enseñaron a hombres que luego fueron reconocidos como sabios.
Una mención
especial merece Fátima az-Zahra, “La Luminosa”, hija del Profeta Muhammad y
Jadiya. Sus cualidades personales hacían decir que sería la primera en entrar
al Paraíso. Se la cita como modelo de la mujer musulmana y los detalles de la
amorosa relación con su padre han sido relatados en los libros de la tradición
así como por autores comtemporáneos. Uno de ellos fue el iraní Ali Shariati con
su obra “Fátima es Fátima”.
Las mujeres musulmanas
también destacaron en el estudio y defensa de la Fe. Summaya, la madre de
‘Ammar, fue la primera mártir del Islam. La mató Abu Yahl; Un día Abu Yahl
insultó a Sumaya diciéndole: ¡Tú has creído en Muhammad porque te gusta por su
belleza! Después le clavó una lanza en la parte delantera y murió. También se
dice que Abu Yahl, en un arrebato de furor pagano, hundió su lanza en el costado
de Sumaya. ¿Cuál fue su delito? Negarse a rezar a adorar la imagen del dios
Hubal.
Otra mujer que destaca en
la espiritualidad es Rabia de Basora, poeta y mística Musulmana, precursora del
Sufismo. Su único objetivo en la vida fue conocer y acercarse a Dios. Para
ella, pensamiento y amor no están separados; el corazón es sede de la
iluminación, y ésta se expresa como sabiduría.
En el chiismo, Fátima
Masuma, es una musulmana cuya vida entregada al estudio y a la enseñanza de la
religión es venerado en un Mausoleo ubicado en la ciudad de Qom, Irán. Fátima
aprendió las ciencias islámicas por su padre y su hermano. La pureza y
exactitud de sus conocimientos sobre la tradición la hicieron merecedora de ser
considerada Aalimah (erudita) y Muhadditha (maestra).
Una área importante de
participación de las mujeres musulmanas era la de la guerra y la actividad
militar. Jawlah bint al-Azuar, poeta y militar lideró parte de los ejércitos
musulmanes en las cruzadas. En los primeros tiempos del Islam, mujeres como
Safiyya bint ‘Abdul Muttalib lucharon en igualdad con los hombres en campañas
militares. Layla al-Ghifariyya, solía traer agua y curar a los heridos en la
batallas. Umm Dahhak bint Mas’ud, en la batalla de Jaybar, fue premiada igual
que los hombres, una vez terminada la lucha. Rubayyi bint Mu’awwidh traía agua
para los luchadores y coordinaba el traslado de los muertos a Medina. Umin
‘Atiyya al-Ansari hacía guardia en el campamento, cocinaba, trataba a los
heridos y cuidaba a los enfermos. Nusayba al-Ansariyya fue herida en las
batallas de Uhud y Yamama unas doce o trece veces y sufrió la amputación de la
mano. En la Batalla de Siffin, la noble Hind Bint Hubda dirigió a las mujeres
contra los bizantinos cuando los musulmanes rompieron filas. Conmovedora es la
historia de Umm Hakim. Era el día de su boda cuando los romanos tomaron por
asalto el sitio de de Marjas-Safa; ella luchó 7 horas seguidas en la batalla y
mató por su propia mano a varios romanos. Su esposo murió en batalla.
En la política y gobierno,
el Corán alaba a Belquis, la Reina de Saba, como el modelo de gobernante ideal,
por su sentido de justicia, inteligencia y perspicacia. Ella no ha sido la
única. En su libros “Las Sultanas Olvidadas” y “El Harén Político”, Fatema
Mernissi recorre quince siglo de historia del Islam y nos muestra a esas
mujeres sobre las que se ha tendido el velo del olvido: quince reinas dignas
que tomaron el poder en estados que definían la política como una ocupación
exclusivamente masculina, así como presenta un riguroso estudio de los orígenes
de la misoginia imperante en determinados medios islámicos, en el que la autora
muestra la manipulación de las palabras del Profeta por sus interesados
exégetas.
De este último
libro, me gusta mucho la historia de Sukaina. Nació el año 49 de la hégira (en
tomo al año 671). Era alabada por su belleza, o lo que los árabes denominan
belleza, una mezcla explosiva de gracia física, inteligencia crítica y
elocuencia corrosiva. Los hombres más poderosos se la disputaban, califas y
príncipes le proponían matrimonios que ella desdeñaba por razones políticas. No
obstante, acabará casándose con cinco maridos, algunos dicen que seis. Se
disputó con unos, hizo declaraciones de amor inflamadas y apasionadas a otros,
llevó a uno ante los tribunales por infidelidad y nunca consintió a ninguno la taa (principio de
obediencia, clave del matrimonio musulmán). En sus contratos de matrimonio,
estipulaba que sólo haría su antojo y que no le permitía la poligamia, todo
ello debido a su interés por los asuntos políticos y la poesía. Seguía
recibiendo en su casa a poetas y asistiendo, a pesar de sus múltiples
matrimonios, a los consejos de los Coraish, equivalente a los cabildos
actuales. Obligó a uno de sus maridos a firmar un contrato de matrimonio
oficializando su derecho al nushuz,
la rebelión contra la autoridad marital. Reivindicaba sus derechos y hacía
alarde de ello, así como de su belleza y talento, para afirmar la importancia y
la vitalidad de la mujer en la tradición árabe.
Este día no es de
celebración sino de reflexión por lo que las mujeres hemos logrado hacer de
nuestra propia historia a pesar del lento avance en la equidad de las mujeres y
la garantía de nuestros derechos general, así como la persistente
discriminación de las mujeres musulmanas en particular tanto en acción,
palabras y omisiones de parte de las estructuras del Patriarcado dentro y fuera
del Islam y también de los movimientos de género y mujeres.
¿Cómo se ha llegado a
asimilar a la mujer musulmana con esa criatura sumisa y marginal, que se
esconde y no se abre al mundo más que amedrentada y encogida bajo sus velos?
¿Por qué el hombre musulmán, los discursos neocoloniales y el feminismo blanco
occidental necesitan, para encontrar el equilibrio, una compañera tan mutilada?
A pesar de la evidencia de
la historia y de la lección de decisión, fuerza y poder que nos están dando los
movimientos de mujeres en los países árabes pre y post revoluciones, todavía
somos las “oprimidas” de la historia y se deslegitima nuestra capacidad para
hablar por nosotras mismas. Se dice que somos un error, un oximoron, una
imposibilidad. Este día en que se recuerda la lucha por la liberación de las
mujeres, yo quiero honrar a todas las mujeres musulmanas que luchamos todos los
días, a cada minuto, en todos los frentes, por liberarnos de los prejuicios,
los estereotipos, el paternalismo, la infantilización y la ausencia brutal de
sororidad que nos someten de manera cotidiana.
Tomado de http://nasreenvrblog.wordpress.com/2013/03/08/el-legado-de-las-mujeres-musulmanas-a-las-mujeres-del-mundo/