martes, 2 de abril de 2013

#MalvinasArgentinas De Bolívar a las Malvinas #Especial parte 3


Fragmento del libro


“Historia de la Nación Latinoamericana

Jorge Abelardo Ramos
----parte 3 y final 



#MalvinasArgentinas 2 de Abril, Día del Veterano y de los Caídos en la guerra  de Malvinas. #PatriaGrandeConMalvinas 
El general Galtieri se volvió antíoccidental; y el Dr. Costa Méndez, abogado de grandes empresas inglesas, pronunció excelentes discursos antiimperialistas. Estos cambios son frecuentes en la historia universal. Más allá de las intenciones y propósitos de los participantes; los acontecimientos que desencadenaron son infinitamente más importantes que los circunstanciales actores.
Hegel llamaba a tales disparidades, "ironías de la historia".

Los Generales debieron declarar abominable todo lo que habían adorado y dar vuelta al poncho bajo el torrente de hierro y fuego. América Latina y el Tercer mundo los esperaban.

8. Explicación histórica de fondo de la crisis de las Malvinas

La inesperada guerra del Atlántico Sur exige una dilucidación más profunda que los simples hechos narrados o que una investigación del misterio psicológico del general Galtieri.

Es perfectamente trivial, cuando no ridículo, suponer que la mayor operación de guerra aeronaval emprendida por la tercera potencia militar del mundo desde la crisis del Canal de Suez en 1956, obedeció a que el General Galtieri pretendía mejorar "su imagen" o aspiraba a quedarse en el poder.

No han faltado aquéllos que han visto en el drama de las Malvinas un duelo entre la democracia inglesa y la dictadura argentina.


La explicación esencial reside en que la imponente arquitectura económica, política y cultural erigida sobre la complementación productiva y comercial entre el Imperio Británico y el Río de La Plata (Uruguay incluido) ha desaparecido para siempre.

Duró algo más de un siglo. Después de cien años de esplendor ya nada queda de aquella alianza que llegó a su cima en la década posterior a la muerte de la Reina Victoria y que luego declinó lentamente.
Había constituido una expresión notable del intercambio entre los "países-granja" y la "nación-taller", una verdadera muestra "in vitro" de las teorías de Adam Smith.
 Por lo demás, la contribución inmigratoria de los países agrarios atrasados de Europa, permitió construir una sociedad criolla europea, con una pátina de modernidad.

De tal manera se formó una clase media demoliberal con fuertes propensiones imitativas en el orden cultural, tanto como en el orden político, así como una oligarquía dominante intensamente educada en las normas de los refinados consumos de la plutocracia europea.

La "semi-colonia próspera" comienza a desaparecer y a hundirse en una crisis profunda a medida que Inglaterra y Europa se retiran del Río de La Plata.

 La fundación y funcionamiento del Mercado Común Europeo hacia 1960, va a cerrar el período. No resultó una casualidad que el terrorismo de ciertos sectores de la clase media acomodada del Uruguay y la Argentina hagan su aparición al mismo tiempo que se disuelven en la nada los lazos económicos, políticos y culturales que habían permitido un siglo antes traer al mundo social esas mismas clases.
  
La Comunidad Económica Europea se esfuerza por encerrarse en sí misma, en procurar un mercado pan-europeo y en realizar su propio abastecimiento agrícola y ganadero.
El año 1981 la Europa de la CE exporta al mercado mundial 600.000 toneladas de carne subsidiadas con "precios políticos".

Esto no sólo significa la ruptura radical con los países del Plata que durante un siglo habían abastecido con sus praderas al consumidor europeo, sino también el fin oficial y categórico del "liberalismo económico" y de la "división internacional del trabajo".

Todas las clases sociales ligadas en la Argentina al comercio exterior con el Viejo Mundo, quedan marginadas.
  
Y todos los símbolos literarios, jurídicos y políticos elaborados durante el prolongado período histórico de complementación que acabo de señalar y que habían destacado a la Argentina como al "país más europeo y menos latinoamericano" de la América Criolla, se ofrecen a la curiosidad pública como piezas anacrónicas: las razas inglesas de toros Shorton, las categorías libreempresistas de la oligarquía pampeana, el orgullo dudoso de pertenecer a una raza blanca (dentro del área bonaerense) y hasta el propio poeta Borges, sobreviven como reliquias de una época que ha tocado a su fin.

El enfrentamiento armado por las Malvinas habría sido inconcebible tres décadas antes: ningún gobierno argentino lo hubiera emprendido y ningún país europeo habría respondido con la guerra.
Pero ya nada unía a la Argentina ni con Inglaterra ni con Europa, convertida al más cerrado proteccionismo.

La guerra de las Malvinas, por el contrario, pondría a prueba, como en un laboratorio gigantesco, la solidaridad política, económica y militar latinoamericana con la Argentina.
La patria bolivariana resurgiría nuevamente ante el asombro del mundo entero.

9. El giro militar en las Malvinas y el doble carácter de los Ejércitos latinoamericanos

El brusco viraje de los generales argentinos hacia la guerra con Inglaterra y la adopción de un lenguaje anticolonialista requieren algunas observaciones.

En su mayoría, los oficiales de las Fuerzas Armadas en América Latina, proceden de las clases medias.
Del mismo modo que los egresados de las Universidades, los miembros de las Fuerzas Armadas están sometidos a las presiones políticas y culturales de todas las fuerzas que libran su batalla en las frágiles sociedades de América Latina.
Esto explica las mutaciones corrientes de los Ejércitos.

Los aviones argentinos, a un alto costo de vidas, lograron destruir, dañar o hundir a numerosas fragatas misilísticas, poner fuera de combate al portaaviones "Invencible", dañar seriamente al portaaviones "Hermes", hundir en total a cerca de 30 naves y poner en crisis al esquema marítimo militar de la OTAN.

En efecto, la flota de la OTAN está compuesta por naves de alta complejidad electrónica, envueltas en una delicada película de aluminio. Hasta los aviones "Pucará", fabricados en la Argentina, lograron perforar el aluminio.

Los jefes de la OTAN siguieron con los ojos bien abiertos la prueba de fuego del Atlántico Sur.

Si se considera que la única flota de guerra del mundo que está acorazada con planchas de acero es la soviética, bastará para señalar que los pilotos argentinos han desbaratado el perfil bélico de la flota de la OTAN.

En segundo lugar, las adaptaciones a tierra de los Exocet, concebidas por ingenieros argentinos y los vuelos de la aviación nacional a sólo 3 metros del agua que burlaron todos los dispositivos de prevención del radar de las naves, constituyeron una prueba más de los factores políticos de toda guerra.
La historia militar propiamente dicha de la guerra está en elaboración, pero si se pone a un lado la impericia de ciertos generales, no hay duda que la imponente flota inglesa estuvo muy cerca de ser aniquilada.
  
Hay algo más importante todavía.

Ha saltado por los aires el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, firmado en Río de Janeiro en 1947, para uso privado de los Estados Unidos. Es un simple papel mojado.

La Doctrina Monroe ha sido enterrada por los propios norteamericanos con pocos honores.
Ha quedado destruida también la "Doctrina de la Seguridad Nacional", la teoría de las "fronteras ideológicas" y el mito de los "valores de Occidente".

Ahora, los militares argentinos saben que los valores de Occidente se cotizan en la Bolsa de Londres.

La integración argentina al Tercer Mundo enseñará a las Fuerzas Armadas que si los europeos y norteamericanos gozan de un modo de vida occidental, los latinoamericanos padecen de un modo de vida accidental.

Tales lecciones han sido recogidas en las aguas ensangrentadas del Atlántico Sur y nadie podrá olvidarlas.

Ha quedado en evidencia que los países del Pacto Andino pueden y deben reemplazar las menguadas compras de la Comunidad Económica Europea. La oleada de entusiasmo patriótico y fervor antiimperialista debe ser incluida en este sumario balance.
  
Los cambios generados por la guerra con Inglaterra obligaron a la dictadura militar a trascendentales modificaciones en su política exterior.

De acuerdo a un informe de la CIA al Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, publicado en Washington, la crisis de las Malvinas impulsó a los Estados Unidos a practicar modificaciones profundas en su estrategia en Centroamérica.
En efecto, según dicho informe, el compromiso adquirido por el General Galtieri de enviar instructores militares para hostilizar a Nicaragua y El Salvador, se quebró por la conducta observada por Estados Unidos al apoyar a Inglaterra. Dichos instructores, dice el informe de la CÍA, fueron retirados y la heroica República de Sandino experimentó así el primer beneficio de la lucha en las Malvinas. Estados Unidos debió enfrentar por sí mismo y abiertamente la defensa de su política agresiva hacia Centroamérica.

El abrazo del Dr. Costa Méndez con Fidel Castro en La Habana, por lo demás, simbolizó la reorientación no ideológica, sino política, que la Argentina de la dictadura militar se veía obligada a adoptar a causa de la guerra.

Al concurrir a Managua, Nueva Dehli y Belgrado, los representantes militares de la Argentina debieron aceptar que nuestro país se encuentra en el campo revolucionario de la historia moderna, es decir en el Tercer Mundo.


EPILOGO

Discurso en México al fundarse la Cátedra de América Latina*

Puesto que el proceso histórico no permite a nadie quedar al margen de su tumultuoso discurrir, somos testigos y protagonistas, a la vez, de acontecimientos asombrosos que prometen modificar de modo sustancial el rostro político y espiritual del mundo en este inminente fin de siglo.

Me refiero, por supuesto, a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, cuyo atormentado epílogo se arrastró durante casi cincuenta años. La bipolaridad militar parece haber concluido aunque política y económicamente se insinúan múltiples y nuevos polos de poder.

Cabe deplorar, sin embargo, que los frutos de tan feliz circunstancia sean nítidamente ambiguos, si cabe decirlo así, y todos excluyen de sus beneficios a la América criolla. No hay duda que se ha quebrado un tipo de seudosocialismo que pretendía lograr una acumulación primitiva de capital mediante un régimen despótico, no menos cruel que aquel que presidió el proceso de acumulación de los países clásicos del capitalismo occidental.

Para los latinoamericanos tampoco ofrece sombra de duda que el régimen social y político de los llamados países centrales, paradigmas del desarrollo capitalista ofrece a sus respectivas sociedades márgenes notables de prosperidad y democracia, aunque su conducta respecto de los países del Tercer Mundo se distingue por la crónica violación de las soberanías ajenas: la expoliación financiera, y lo que es peor, el arrasamiento de las personalidades nacionales de los países débiles y la adulteración de su historia.


Más todavía, como lo ha señalado recientemente en un notable discurso el canciller de México, pareciera flotar en la atmósfera del mundo actual una sospechosa teoría, concebida por las plutocracias internacionales, que postula una democracia formal sin sustancia, lanzada a los mercados de ingenuos consumidores como el más reciente producto comercial de las grandes potencias.

Para nosotros, latinoamericanos, toda democracia que no se apoye en el nacionalismo cultural, la soberanía territorial, la justicia social y la economía autocentrada, se revela como una nueva tentativa para desvirtuar nuestra meta de integral emancipación.

No podemos aceptar la idea de que la persecución obsesiva del tuero capitalista privado y el individualismo burgués, filosófico y político, que menosprecia nuestras soberanías, sea el único y alegre resultado del fin de la guerra fría.

Señores, ya hemos pagado nuestro tributo de inocencia, no cambiaremos nuestro oro por cuentas de vidrio una segunda vez.

Precisamente la fundación de la Cátedra de América Latina que hoy formalizamos bajo los altos auspicios de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y de la Universidad Nacional Autónoma de México que nos acoge con la clásica generosidad y amor mexicanos por los bienes del espíritu y la hermandad latinoamericana, se propone reflexionar libremente sobre éstos y otros grandes temas que afrontará América Latina en el nuevo período histórico que se inicia.

Nos es dado presenciar la crisis de las mitologías políticas de este siglo. De allí nace el forzoso requerimiento para que América Latina formule su propia versión del objetivo irrenunciable que no es otro que procurar una Confederación de Repúblicas.
Ante la perplejidad que asalta a la humanidad en la presente encrucijada, recordaré las palabras de la gran antropóloga estadounidense Margaret Mead:
«Cuando había llegado a conocer todas las respuestas me cambiaron las preguntas..."

En algún sentido, nada mejor podría habernos ocurrido a los latinoamericanos puesto que no fuimos nosotros quienes pensamos las respuestas.

Ahora bien, ha llegado la hora de que seamos nosotros mismos y ningún otro quienes elaboremos los interrogantes esenciales que, casi siempre, si resultan ser los adecuados, contienen la respuesta en sus entrañas.
  
La historia nos proporciona ejemplos innumerables.

Cuando el miserable espectáculo que presentaba la Alemania del siglo XIX no dejaba sospechar siquiera el poder económico y social que alcanzaría luego, una sola esperanza se alzó sobre la polvareda de los treinta y siete estados en que estaba dividida la nación alemana.
Fue la voz de sus grandes pensadores, poetas y filósofos. Como es bien sabido, cada uno de los impotentes estados alemanes vivía una vida parroquial, incomunicada y sofocante.
La historia, la gran historia transcurría fuera de la fragmentada Alemania.

Exactamente como hoy entre nosotros. En el interior de cada una de las pequeñas soberanías, soportaba su hastío el príncipe, con su pequeña y ridícula corte, tristemente animada por sus halconeros, sus enanos y bufones, sus caballeros galantes, y, naturalmente, sus flautistas de cámara.
No había un gran mercado interno ni un gran ferrocarril que unieran al pueblo de lengua alemana.
Pero contaban con un precioso e irresistible instrumento que preparó la unidad: fueron Hegel y Schelling, Fitche y Schiller, Goethe, Heine y Marx, los que tejieron desde múltiples visiones del mundo la urdimbre espiritual en que se fundó el porvenir común de esa nación inconstituida. 

¿Habría nacido la moderna nación francesa sin su gran revolución, inexplicable sin Diderot, D' Alembert, Voltaire o Rousseau?

Nosotros los latinoamericanos ¿no estamos a punto de ser 500 millones de almas?
¿No contamos acaso con Gabriel García Márquez y Alejo Carpentier, con Carlos Fuentes, Octavio Paz y Lepoldo Zea?

Nuestros compatriotas, ¿no son Arturo Uslar Pietri, Arturo Jauretche, Joaquín Edwards Bello, Manuel González Prada y Manuel Ugarte? ¿No han dibujado el cielo de una nación común el «Martín Fierro», Juan Bosch, Darcy Ribeiro, Alberto Methol Ferré, José Antonio Vázquez o Augusto Céspedes?

Pues bien, todo lo tenemos, si queremos tenerlo, en potencia o en el acto.


Hace 200 años Alejandro de Humboldt trazó el grandioso inventario de la América física. A nosotros nos toca ahora atrevernos a concluir con la autodenigración y enfrentar soberanamente nuestro destino. Ese es el propósito que inspira a los Embajadores de América Latina, al fundar esta Cátedra para todos los hijos de la Patria Grande.

*El siguiente discurso fue pronunciado por el autor en 1991 en su calidad de Embajador Argentino y en nombre del Cuerpo diplomático latinoamericano, en el Salón de Actos que fuera el Rectorado de José Vasconcelos.

Se trata de una obra inédita, ya que Jorge Abelardo Ramos modificó la última edición para agregarle nuevos textos y apreciaciones de América Latina.

La muerte lo sorprendió en pleno trabajo creativo y de investigación.

En este libro nos encontramos con la gran aventura de la colonización, la emancipación y las revoluciones nacionales.

La tragedia de América Latina en su fragmentación en veinte Estados débiles e impotentes, sometidos al gran poder imperial.

Aunque la bibliografía sobre la deformación económica producida por el imperialismo es abrumadora en América Latina; no existía una obra –ni antigua ni contemporánea-que describiese el proceso de “balcanización” sufrida por la heredad hispano-criolla desde los tiempos de San Martín y Bolívar hasta la revolución contemporánea, cuyos nombres simbólicos son Juan Domingo Perón, Fidel Castro, Velazco Alvarado, Salvador Allende, Omar Torrijos, Getulio Vargas y muchos otros.

De cómo nacieron como Repúblicas provincias como el Uruguay, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Argentina y Ecuador; de cómo la oligarquía agraria exportadora fusiló o expatrió a los unificadores (Bolívar, San Martín, Morazán, Artigas), de cómo el pensamiento marxista, el nacionalismo, y el liberalismo, alteraron su naturaleza al cruzar el Atlántico y convertirse en manos del poder oligárquico en productos opuestos a su significado original.
Finalmente la Guerra de Malvinas y un epílogo -a pedido de Alberto Methol Ferré -donde publicamos una conferencia magistral que sintetiza su pensamiento revolucionario y unificador.

Tales son los temas que el autor ha tratado, arrojando una luz poderosa sobre la historia y el destino de nuestros pueblos.

Víctor Ramos